sábado, 5 de mayo de 2012

El otro día fui a un bareto de gayers (III parte).

Realmente una meada a tiempo puede cambiar el devenir de una noche de borrachera. Me encontraba con energías renovadas y deseoso de de una noche épica, lo típico tras una buena meada, vamos. El caso es que no podía irme sin intentar cepillarme a la lolita que quería que su amigo me empalara, por lo que no tenía más remedio que entrar a la cueva de Alí Babá y los cuarenta burrajones.

Una vez dentro la tipa estaba esperando en la barra, gesto inequívoco de que se planteaba un intercambio de fluidos con un servidor.

- Te invitaría a algo pero seguro que piensas que te quiero emborrachar y no creo que sea ...
- ¿Te puedo preguntar una cosa? - me interrumpió con un gesto de extrañeza total -
- Claro, dime.
- Si no eres gay, ¿para qué vienes sólo a un bar de ambiente?
- Buena pregunta, es por mi colega - dije señanálandole - la historia es que ... - dudé un poco -

Hay que aclarar que en ese momento había desaparecido de stand de las chicas de la promoción y estaba con dos de los bujarrones más mazas de garito. Lo único que pude llegar a entender de la conversación que mantenía con ellos - en un tono bastante alto - es que no volvería a ducharse en un gimnasio, que pasaba de que "maricones le vieran el mazapán". Desde el respeto, concluía sin despeinarse.

Mi colega es el típico tío con el que sales de marcha y no hay término medio. Puedes acabar conociendo a media docena de personas de borrachera, con las que acabas abrazándote efusivamente y jurando amistad eterna o, por el contrario, salir a gatas intentando escapar de una lluvia de botellas de una peña de cualquier pueblo de la España profunda. 

- ¿Es gay?
- No exactamente, vive en un piso "gay friendly" y hemos venido a acompañar a una de sus compañeras - proseguí -
- La verdad que viendo a tu amigo lo primero que he pensado es que habíais venido a ver lesbianas.

La conversación siguió por unos derroteros poco interesantes, lo único destacable es que estudiaba y que había perdido un año de ni- ni- total. Algo que me pasó a mí prácticamente a su misma edad, la diferencia es que yo "perdí" alguno más ... 

Es un buen momento para mi típico "continuará", pero por clamor popular -y para que no me llamen "calientapollas"- voy a acabar la historia.


A pesar de ser una chica muy inteligente y de conversación interesante, no dejaba de ser la típica hispanistaní cuya única aspiración en esta vida es tener un piso. Miento, tener una hipoteca. A veces pienso que nos han inculcado, de manera torticera, que la madurez se adquiere contrayendo deudas con el banco de turno. Su suerte es que está, por edad, en el grupo de los "inmoindultados" y aunque fuera a pedir una guillotina se la denegarían ... El día de mañana se acordará de nuestra conversación (y espero que otras partes de mi físico).

En las noches de copas y caza, el momento clave es cuando estás con una tipa a la que pretendes tirarte y hay indicios de que te la puedes cepillar. El contacto visual o determinados gestos te llevan a pensar que ponerla a cuatro patas es extremadamente viable.  En este instante es de vital importancia no joder el trabajo hecho con palabras. Lo único que hay que hacer es buscar la excusa más estúpida para quedarse a solas con ella. Yo, en el caso que nos ocupa, lo único que hice fue asegurarla que de 100 partidas de ajedrez (ella decía que era tremendamente buena) no creo que me ganara más de 5, y que ésta noche sería un buen momento para empezar la primera. Media hora más tarde me estaba comiendo "la torre".

Saludos cordiales






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