viernes, 31 de julio de 2020

Carta abierta al charneguito.

El gallego y yo seguimos en contacto y te echamos de menos, mamonazo.

Has conseguido ocultar tu identidad en Internet mejor que bien (¿de quién habrás aprendido?)

Ya han pasado 8 añazos. 

Esperamos noticias.

PD: Me debes pasta, mamonazo. Cataluña sigue siendo una comunidad autonoma.

sábado, 20 de enero de 2018

Boda en Tailandia

Bangkok no es el escenario idóneo para películas con final feliz. No se estilan las princesas de Walt Disney ni los apuestos efebos de proporciones griegas. La trama va sobre expatriados sin nada que perder, turistas con dinero fresco y busconas sin remordimientos. Suicidios, traficantes nigerianos, putas y ladyboys. Depravación venida del oeste y adictos al prozac. Un lugar donde te sentirás más seguro rodeado de perros callejeros en un soi oscuro a las 5 de la madrugada que cruzándote con un Men in Brown a plena luz del día. Cruza los dedos (o reza) para comprender la idiosincrasia del gueto farang, de lo contrario acabarás mendigando en la puerta del Novotel o saltando desde su azotea.

Cuando mi amigo Santi pisó por primera vez la capital siamesa y sintió la típica bocanada de aire ardiente, no se percató de la caprichosa metáfora: Bangkok sería su infierno. Tres meses bastaron para pasar de ser un reputado abogado de los que visten corbata de Hermes, a un sin techo con el dinero justo para volver a su otrora querida España.

Pongámonos en situación. Santi no era el típico obeso mórbido que hace 10.000 km para meter en caliente, por lo que a priori no era presa fácil para las musas de ojos rasgados y sonrisa angelical. Era un presuntuoso joven de éxito, un newly rich, un trabajador incansable hecho a sí mismo. El típico hijo de puta al que, a pesar de su enorme ego, admiras por ser un currante nato y un potentado intelectual. Bajo ningún concepto me hubiera imaginado que caería en una espiral de autodestrucción a manos una analfabeta criada en los arrozales de Udon Thani.



Maya era una tailandesa norteña de mirada penetrante y curtida en mil batallas. Cómo y dónde se conocieron es todavía es un misterio para el que escribe. Tan raro sería ver a Santi en los antros nocturnos donde la buena de Maya hizo su máster, como a ella en un espacio de coworking, de aquellos donde Santi pretendía dar vida a su proyecto transnacional. Lo único cierto es que tras dos semanas en Bangkok, Maya estaba viviendo con su hijo en el condominio de mi por aquella época ilusionado amigo. Dos meses mas tarde ya se planteaba dejarlo todo y vivir con su idolatrada nong en su Udon Thani natal. Y tras medio año había dejado de lado proyectos de muchos ceros para cumplir los sueños de su amorcito.

Ni las múltiples llamadas de su familia, ni varias visitas de sus más cercanos colegas, ni siquiera la desesperada videoconferencia con su anciana progenitora, le hicieron entrar en razón. Mientras tanto su muro de Facebook era la máxima expresión del postureo. Chalecito en el norte de Tailandia, fotos en hoteles de cinco estrellas en todas las capitales del sudeste asiático, suntuosas cenas, coches … Otro farang desplumado, una historia de tantas.



Cuando todo parecía listo para la boda, el bueno de Santi cayó enfermo de dengue. Fue en ese momento cuando se acordó de los buenos consejos de las personas que le querían, gracias, en gran parte, al comportamiento su amada durante su enfermedad. La cual priorizaba de manera descarada dejar atado (a su precioso culo) el patrimonio de mi enamorado amigo. Nota mental: "no subestimes la utilidad de unas capitulaciones matrimoniales" Tras salir del dique seco y siendo cien por cien consciente de las intenciones de su churri, mi avezado compadre planeó su vendetta y en menos de una semana dio la vuelta a la situación como si de un calcetín se tratase. ¿Cómo? Aprovechándose del inherente materialismo tailandés, haciendo uso de la picaresca típica del palillero español.

El final de la historia es poco común, ya que tanto uno como otro han vuelto a sus anteriores vidas. Santi trabaja de ocho a ocho en un bufete de abogados en el centro de Madrid y pesar de haber sido utilizado, estafado y de haber podido perder la vida en un hospital tercermundista, recuerda con melancolía sus paseos de la mano con Maya entre frondosos bosques y fértiles arrozales, el refulgir del sol en los campos de Isaan, y las noches de pasión salvaje en las suites más exclusivas de las capitales del sudeste asiático.

Maya por su parte despertó en un abrir y cerrar de ojos de su sueño burgués. Pasó del Moët & Chandon en Singapur a la cerveza con hielo de Kao San Road. Estaba en el mismo punto que hacía un año, pero la edad empezaba a pasar factura. Era consciente de que no podría vivir de su cuerpo eternamente y que había dejado pasar la oportunidad de su vida. Su abuela le había advertido pero su avaricia no le permitió ver. “¿Qué sabras tú, vieja?”, decía para sí. Y es que en la vida como en el poker, a una oveja se la esquila, pero nunca se la despelleja

miércoles, 5 de julio de 2017

Blackout in the Philippines II

Me invade una sensación de extrañeza. A pesar de que la luz está completamente apagada, sé que no estoy en casa. No tengo la ropa puesta y el olor a alcohol y tabaco es repulsivo.
Me incorporo a duras penas y busco el maldito interruptor. 
Me viene a la cabeza el asesinato de Micke y el último asalto a punta de pistola. Las palpitaciones y el dolor en el pecho se hacen más evidentes. 
Cuando por fin consigo encender las luces, la tensión y la rigidez muscular desaparecen como por arte de magia. LiLi ... Ahora recuerdo todo. 

Fiesta en Mango Square

Ayer di con mis huesos en Mango Square. Para quien no conozca Cebu City, decir que Mango es una zona de ocio nocturno un tanto particular. 
El típico turista listillo, atrapado en el pensamiento único e incapaz de ver más allá de la Lonely Planet, te dirá que es una zona de prostitución. No seré yo quien niegue que está petado de putas y ladyboys. pero Mango Square es mucho más que un putiferio destinado a los turistas occidentales.
Además de travelos y trabajadoras del amor, en Mango puedes encontrar mochileros borrachos, filipinos y residentes extranjeros que no han sabido acabar la noche en IT Park y estudiantes japoneses y koreanos que llegan a la isla para aprender -con escaso éxito- el idioma de Shakespeare. Yo estaba en el segundo grupo. 

J Ave, conocida también como K Ave, por la multitud de Koreanos que la frecuentan.

La noche anterior, Aleski, mi ángel de la guarda serbio en Filipinas, me convenció para salir a tomar unas birras de tranqui. Pero como suele pasar cuando sales sin ganas de excederte, la cosa se fue de madre y acabamos perreando en el Alcohology a ritmo de Enrique Iglesias, Don Omar y su putísima madre.

Antes de salir de fiesta en Cebu

La idea era tomar unas cervezas en un bar de estudiantes japoneses y coreanos al lado de nuestro condo y acabar pronto en casa para ir a bucear a Bohol la mañana siguiente. Pero al llegar al susodicho bar los planes se trastocaron debido al ambiente festivo reinante: estudiantes orientales bebiendo San Miguel y algunas de sus profesoras uniéndose a la fiesta.  
Allí tuve la oportunidad de acabar la noche con Rubylyn, una profesora de la que me hice completamente adicto durante mis primeras semanas en Cebu (y no precisamente por sus clases de inglés), pero fui lo suficientemente fuerte para dejar la oportunidad pasar.
Cuando mi estado de embriaguez era tal que mi coordinación se vio seriamente afectada, decidimos coger un mototaxi para ir a Mango Square con un grupo de coreanos. 

Alcohology

El Alcohology es el bar con el público más heterogéneo de la isla. Si bien predominan los filipinos veinteañeros, yo me he encontrado absolutamente de todo: traficantes de poca monta, mafiosillos, freenancers, estudiantes asiáticos y occidentales. Alcohol barato y música ensordecedora es en nexo entre todos ellos. Salir con una chica de ese bar es jugar a la ruleta. Me viene a la cabeza el bueno de Sam, luchador semiprofesional que fue obsequiado con un trabajito de gran calidad en sus bajos, antes de percatarse de que a su bella doncella le colgaba un manubrio tan grande como el suyo. Su reacción no tuvo desperdicio, aunque no creo que este humilde blog sea el lugar adecuado para rememorarlo. 
Del Alcohology también salió acompañado Alex, pero su caso fue muy diferente. Allí conoció a una japonesa imponente llamada Annaisha y poco más tarde se casaron y engendraron una preciosa hija. La última noticia que tengo de él es que se iba a mudar a Azabu, un barrio residencial de Tokio donde el precio del metro cuadrado provoca más mareos que las predicciones inmobiliarias de Bernardos.

Mi historia

Aquella noche yo no llegué borracho con un ladyboy de la mano, ni enamoré a una japonesa de clase alta. Mi historia fue mucho más terrenal y aburrida.
Tras castigar mi maltrecho hígado hasta la extenuación durante horas, una vecina de origen chino se apiadó de mí y me ofreció cobijo en su apartamento.
No era otra que LiLi, una estudiante en cuyo piso desperté mientras ella acudía a sus clases diarias.
Lo curioso de esta historia es que vivíamos en el mismo condominio, comprábamos en el mismo seven eleven y acudíamos al mismo gimnasio a las mismas horas. Pero el destino quiso que esta cantonesa de cuerpo menudo y ojos rasgados y yo, coincidiésemos en el Alcohology, rodeados de putas, borrachos y ladyboys.

¿Aún no me sigues?

jueves, 1 de junio de 2017

Blackout in the Philippines

4:01 AM Mango Square, 311 General Maxilom Ave, Cebu City, 6000 Cebu, Filipinas

La embriaguez fruto del infame Red Label me provoca cierta inseguridad e histeria. LiLi insiste en acabar la noche en mi condominio. Mi lamentable estado no me permite distinguir si es una universitaria adinerada con ganas de marcha o una prostituta tratando de robarme. 
Estoy muy cansado y no quiero tomar riesgos. Busco un taxi para irme sólo a casa. LiLi insiste, yo te llevo. Extiende su mano derecha para ayudarme a levantar mientras sujeta con la otra un enorme bolso y sus zapatos de medio tacón con pulsera. Su olor es embriagador y su sonrisa cautivadora.
Tras caminar unos metros alcanzamos lo que parece ser su coche, me ayuda a entrar y caigo en un profundo sueño.

to be continued

lunes, 30 de julio de 2012

A un paso del abismo (baneo del Badoo)


Pues sí, pokeros. La plaga de lo políticamente correcto ha llegado a las redes híbridas. Una "discusión" con un  pagafantas por poco me cuesta mi "llave online" de lubricar el rabo.

La historia es la siguente. Anoche, tras una noche pokeril ajetreada, me dispuse a navegar por el Badoo, más concretamente por la zona de un pueblecito mediterráneo catalán donde los maños se tuestan y se ponen tiestos de alcohol. Me interesé por el perfil de una fémina de turgentes senos y pintas de guarrilla. Coicidió que era de Barcelona -donde voy a pasar unos días en breve- y sólo iba a ir a dicho pueblo una quincena. Lo cual significaba que estaba buscando un chorbo (o varios) para un cambio de aceite.  Hasta ahí todo normal. La tipa parecía bastante open minded y sobraban las gilipolleces de princesita. Quedaríamos para meter y fiesta ...

En esto que aparece por el muro de la tipa un personaje que me increpa por un comentario (futbolístico) que había puesto yo un poco antes (la chica llevaba una camiseta del Madrid y era de Barcelona), y nos dedicamos a "intercambiar pareceres" sobre nuestra masculinidad, haciendo incapié en nuestro árbol genealógico y llegando -incluso- a invitarnos mutua y recíprocamente a conocernos personalmente. Todo lo cual desembocó en la siguiente advertencia:

Para quien no haya usado este tipo de redes, decir que es como si a un grinder le quitan el Holdem Manager. Mi winrate folleril hubiera descendido bastante y me hubiera visto abocado al ligoteo en vivo y/o a redes secundarias.

Saludos cordiales

dbrunson


jueves, 12 de julio de 2012

Con el bote acumulao en Sevilla


Pues sí, pokeros. Como el título reza, llevaba unas semanas bastante jodidas en cuanto a intercambios de fluídos se refiere. El caso es que había estado unas semanas sin grindar por el Badoo debido a que iba a pasar una semana en Andalucía con una chica Meetic de 22 tiernos años, pero por exigencias laborales tuve que anularlo. En realidad no lo anulé, simplemente propuse reducir unos días la escapada, pero a la tipa la dio un ataque de Lorealismo y decidió fastidiarme las vacaciones folleriles. 

A pesar de que me jodió un rato largo, no me desanimé y me puse a grindar por las rédes híbridas. La idea era encontrar un agujero en Sevilla o en Córdoba en menos de 15 días. Total que entro en Badoo, pongo los filtros y me pongo al tema. La proporción de tías follables era bastante buena y logré entablar varias conversaciones el primer día. Unos días más tarde ya tenía dos objetivos bien apuntalados y tras una semana había quedado con una Cordobesa para pasar un fin de semana en Sevilla ... A la otra, que era de Sevilla, la dije que por motivos laborales podría ser que me pasara por allí ese fin de semana, pero que no sería muy factible. Resumiendo, tenía mi ansiado agujero y un plan B por si me salía rana, aunque éste último no parecía asegurarme un polvo fácil.


Pero no todo iban a ser buenas noticias. Varias cositas no encajaban. La tipa venía desde Córdoba para un fin de semana sólo con una bolsita de mano. Su acento no era precisamente andaluz. Y por si fuera poco, no había cogido ningún tipo de alojamiento ni tenía dónde quedarse. Ésto último era lo que más me preocupaba porque no estaba dispuesto a hacer de pagafantas. Por todo ello decidí intentar percutirla nada más llegar al hotel, que estaba a cinco minutos de la estación. Si la cosa salía mal tenía un plan B y si se despejaban las incertidumbres podría seguir empujando como si la vida se me fuera en ello.

Una vez en el Hotel, el primer fail del viaje. La recepcionista nos pide en DNI y ella saca el suyo (NIE, para más señas). En ese momento me quedo bloqueado y no sé cómo reaccionar; pregunto si la habitación es individual o doble. Me dice que individual, y le digo que entonces tome nota del mío. Situación muy incómoda; la tipa con una mirada extrañada y una sonrisa falsa, la recepcionista pensando que era una puta y yo sudando más que en la puta calle, donde igual hacían treinta y cinco jodidos grados. Nos dan dos llaves-tarjeta (me quedo con las dos) y subimos. La habitación pequeña de cojones, pero tenía lo que necesitaba: cama doble y agua fría, muy fría.

Con más tranquilidad y sin el puto calor sevillano todo empezó a ir bien. Tenía una conversación decente y muchas ganas de marcha. No conseguí ponerla mirando a la Expo en ese momento pero se me pasaron todos los malos rollos y nos fuimos a dar un rulo. Tiendas en un centro comercial de la zona dónde la tipa se dejó no menos de 200 pavos, papeo y de vuelta al hotel para dejar las bolsas, darnos una ducha y salir a cubatear, y si antes consigo a darla el biberón eso que me llevo ... 

TO BE CONTINUED ...

Saludos cordiales

dbrunson